lunes, 8 de diciembre de 2008

EL DRAMA DE JESÚS

Ángel de la anunciación,
anunciaste, a María,
que concebiría el varón
que para todos sería
la paz y la salvación.

Mas, aunque ella te creía,
sintió grande turbación
pues ella no comprendía,
sin contacto con varón
cómo se fecundaría.

Yo soy, el ángel Gabriel,
dentro de ti crecerá,
tú serás la madre de Él;
de tu vientre nacerá
el nuevo Rey de Israel.

Un día nació su hijo
a la entrada de belén,
una cueva por cobijo
y comenzó así el desdén;
un profeta lo predijo.

El Mesías había llegado,
se cumplió la profecía,
por el ángel anunciado
el hijo de Dios nacía
de pastores rodeado.

Jesús le puso de nombre
porque así le fue mandado,
creció humilde, sin renombre,
y por todos ignorado
hasta que llegó a ser hombre.


El momento había llegado
de andar el duro camino,
de apóstoles rodeado,
hacia su fatal destino
como le estaba mandado.

Fue querido, y adorado,
pero no fue comprendido,
por unos divinizado,
por otros fue perseguido
y por Judas traicionado.

En el huerto del olivo,
Jesús, misericordioso,
humillado y comprensivo,
sabiéndose poderoso
prefirió ser compasivo.

Celebraron una cena
que pasó luego a la historia
y dijo no sentir pena,
que sería por nuestra gloria
su martirio y su condena.

Del cáliz que se me ofrece
yo bebo con complacencia
y aunque nadie lo merece
padre, ten benevolencia
con estos doce y yo trece.

Estos por el mundo irán,
divulgando tu doctrina
y tu amor propagarán;
si tu luz les ilumina,
muchas almas salvarán.

Dios, padre mío querido,
yo, Jesús, hijo de ti,
por este cáliz te pido:
descarga tu enojo en mí
por los que te han ofendido.

Ya se acercan los sayones,
están muy cerca de aquí,
deseo que los perdones
y que brille como en mí,
la luz en sus corazones.

Ya me tienen amarrado,
yo con cara taciturna,
con mi cuerpo encorvado,
flagela uno otro lo turna;
ahora ya estoy machacado.

Yo que, he sido elegido,
por la tuya bendición,
aquí sangrante y rendido,
solicito compasión
para este mundo afligido.

Con sublimidad te adoro,
a ti, mi querido padre,
y por compasión te imploro
que no me llore mi madre,
con esta pena que lloro.

Ya me tienen amarrado
a este pesado madero,
mi calvario a comenzado;
padre mío sólo quiero
que perdones su pecado.

En la cruz estoy clavado
como indefenso cordero,
cabizbajo, resignado;
y ahora que casi muero
veo mi madre a mi lado.

Aunque me veas así
alégrate madre buena
y no llores más por mí,
que cumplo, esta condena,
que a mi padre prometí.

Jesús rendido y sangrante
aquel martirio sufría,
y llegó el fatal instante
de que abrazara María
a su hijo agonizante.

Jesucristo la miró,
y dijo: madre querida,
alégrate como yo,
que doy por todos mi vida
como mi padre mandó.

Allí en sus brazos murió
aquel hombre excepcional,
Jesucristo, sucumbió,
para librarnos del mal
y en nosotros perduró.

Y después resucitó
aquel Divino Maestro
y a la gloria se marchó;
recémosle un padre nuestro,
a Él que por todos murió.



7 comentarios:

Infiernodeldante dijo...

"Por unos divinizado
y por otros perseguido...

...sabiéndose poderoso
prefirió ser compasivo"

Espectaculares versos, amigo Gregorio. Me deja sin palabras. Católico confeso, profundamente creyente, si cabe la aclaración, me voy nuevamente sorprendido, y agradecido de tu espacio por este poema que has escrito. Como siempre, es un gustazo pasear por tus letras. Un abrazo.

EL RINCÓN DE GREGOTD dijo...

Gracias Dante, por tus palabras. Es un placer para mí saber que te ha gustado, y contar contigo en este rincón.
En los próximos días aparecerán dos poemas más, sobre el tema navideño. No te los pierdas, te gustarán.

Un abrazo.

Infiernodeldante dijo...

Aqui estaré, entonces. Un abrazo, hermano.

Sonia Antonella dijo...

Hermoso poema...una historia contada con sublimenes versos...

Amigo Gregorio,me he emocionado.



besitos

EL RINCÓN DE GREGOTD dijo...

Gracias, amiga Sonia. Me alegra que te haya gustado. La poesía según mi entender, no tiene temas preferidos, sino que debe abarcarlos todos. Y en estas fechas, es el momento más propicio para este poema, porque sentimos algo muy especial.
Un abrazo

fonsilleda dijo...

Tengo que confesar que no soy religiosa pero mi educación me predispone a emocionarme con tus versos. Preciosos.
Bicos.

EL RINCÓN DE GREGOTD dijo...

Gracias, Ana, por pasar por este espacio y dejar tu comentario. Este poema, es propicio para estas fechas. Un abrazo.