viernes, 12 de diciembre de 2008

MARÍA.


Esparce tu mirada los fulgores
de pasión, que delata tu deseo,
detenido en las manos de Morfeo,
despierta cuando llegan los albores.

Es tu cálido seno docto nido
para el deleite que desea tu alma
cual silencioso paraíso en calma
turbado por un mar enfurecido.

Tu semblante de cándida princesa,
proyecta tu alegría resplandecida
en tus labios de fino terciopelo.

Emoción maternal tu cara besa,
generándose en tu vientre la vida
del niño que será, el Rey del Cielo.