martes, 7 de octubre de 2008

HOGUERA Y MUERTE.

La fauna grita, se queja:

¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego

Y del monte tras la hoguera,

sólo quedan esqueletos.

Ya no cantan ruiseñores,

ya no existe la floresta,

y donde había vergeles,

sólo hay materia muerta.

Desaparecen los montes

por el provocado incendio,

pero nuestros gobernantes

no quieren poner remedio.

Sigue decreciendo el monte,

sigue avanzando el desierto,

y sólo veo en el horizonte

mi Planeta casi muerto.

SUEÑOS DE LA INFANCIA.


Madre querida:
ahora que soy grande,
cierro los ojos y te veo, como eras antes.
Recuerdo tu sonrisa, tu ágil caminar,
y aquella voz tan clara, tan dulce al hablar.
¡OH! madre bonita de cabellos grises,
querría ser pequeño como era antes,
y entre tus brazos protegido estar.
Escuchar tus cuentos y sentir tus cantes
y así pequeñito, soñando despierto,
quedarme dormido...
¡OH! Madre querida... Arrópame ya.