Tanto tiempo volando libre, desplegando mis alas,al empuje de los vientos.
Dejándome llevar por su cambiante dirección,
y me llevaron a ti.
Ojos azules sobre fondo diáfano,
que con sólo una mirada,
pusieron ancla a mi vuelo en el aeropuerto de tu regazo.
Voces de cristal guardadas en relicarios,
a cuyo mínimo susurro se rinden mis oídos,
acariciados por la melodía de su sonido.
Voces de cristal guardadas en relicarios,
a cuyo mínimo susurro se rinden mis oídos,
acariciados por la melodía de su sonido.
Ardientes besos de amor que endulzan mi boca
con intensa ternura,
a la par que tus brazos acarician mi cuerpo.
Ayer, sin conocerte,
Ayer, sin conocerte,
volaba perdido por el cielo de la vida.
Hoy, anclado a la tierra por el lazo de tu cariño,
con la felicidad de verte a mi lado,
Hoy, anclado a la tierra por el lazo de tu cariño,
con la felicidad de verte a mi lado,
el volar queda encerrado en el desván de mi memoria...
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5 comentarios:
Precioso poema...cuando se deja de volar al encontrar el gran amor,que te deja anclado con los pies en la tierra por vida.
Me gustò mucho!
besitos
Renunciar a volar en este caso es una maravilla pues implica que el amor es el que ata a la tierra, el que corta, no las alas de la libertad, sino las del desamparo, del frío de la soledad no deseada.
Bicos.
Todo un despliegue de intensas imágenes para hablarle a ese amor que ata amarras y nos hace anclar en tierra, amigo, sin que importe plegar alas si eso significa estar con ella. Uno a uno los versos van llevando de la mano al lector a recorrer la historia de esas almas que disfrutan de verse una al lado de la otra. Felicitaciones. Impecable poema, hermano. Como siempre, es un gustazo leerte.
Gracias, Sonia por leer y comentar este poema. Gracias por tu visita. Un beso.
Gracias, fonsilleda, por tu visita. El amor es el aliciente central de la vida. Como dices, si se vive con agrado, no ata. Un beso.
Gracias, hermano, por pasar y dejar constancia de tu paso. ¿Qué mejor aeropuerto para aterrizar, que en los brazos del amor? Un abrazo.
Precioso poema Gregorio, siempre es bueno tener donde echar el ancla y mejor si se tiene al lado al ser amado.
Un abrazo compañero.
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